lunes, 14 de mayo de 2012

TE LLAMO MAÑANA



 
      Hay muchas maneras de practicar sexo: sólo, en pareja, por webcam, por chat... y también por teléfono. Yo no es que sea una experta del sexo telefónico, pero lo he practicado en alguna ocasión y la verdad, en contra de lo que mis amigos piensan, es muy placentero.

     Siempre lo he practicado con ligues estables o parejas, nunca con amantes esporádicos a los que llamas el sábado siguiente para rememorar el polvo de la semana anterior.

     Para mí, en el sexo telefónico es clave la confianza y el conocimiento mutuo porque si en algo se basa este tipo de sexo es en la comunicación. Un buen comienzo puede ser planear el encuentro:

      - Luna, te llamo mañana y hablamos.
    - Vale, pero llámame a partir de las nueve. Y prepárate para...
      - ¿Para qué?
      - Tú llámame.

       Si dejamos en el aire la sorpresa, creamos expectación en la otra persona. Nosotros que ya sabemos de antemano lo que va a ocurrir, es importante que nos preparemos. Podemos ponernos lencería sugerente, tener una copa de vino a mano, poner música relajante o de jazz a un volumen muy sutil, incluso podemos perfumar nuestras sábanas o la habitación y tener sobre la cama unos pétalos con aroma. Otra alternativa es practicarlo en la bañera, aunque puede resultar un poco más incómodo es también muy erótico.

     Es importante que también pongamos en situación a nuestro/a amante con algún mensaje, Whatsapp o email.

       Vete preparando para lo que voy a hacerte esta noche. No podrás escapar de mi a menos que...

     Si vamos dejando en el aire pequeñas cuestiones en cada uno de nuestros mensajes creamos en la otra persona mayor curiosidad y ganas de hablar con nosotros.

     Voy a estar más cerca de ti de lo que estoy ahora, voy a recorrer todo tu cuerpo muy lentamente sin dejar ni un solo centímetro, tú a cambio podrás...

        Los últimos mensajes pueden ser aún más explícitos:

      En menos de una hora vas a poder hacerme lo que más te apetezca, seré tuya/o durante el tiempo que tú quieras... ummm....

       En cuanto empecemos la conversación debemos ser claros, directos, a pesar de que tengamos que contarle un montón de cosas a nuestro/a amante, es importante que nos concentremos en el acto sexual, ya que después siempre vamos a poder hablar de nuestro día, de las cosas que nos preocupan, etc…



     Un buen comienzo puede ser describirle/a el lugar en el que estamos, cómo lo hemos preparado para la ocasión y qué llevamos puesto.

       - ¿Por qué no adivinas dónde estoy?
       - ¿En el salón?
      - No, estoy en la cama, rodeada de pétalos de rosa perfumados, escuchando jazz y bebiendo un buen rioja.
       - Cómo te cuidas.
      - Llevo puesto un vestido negro completamente transparente con un tanga a juego. Mi piel está suave y tiene destellos dorados. El pelo me cae sobre los hombros y el único maquillaje que llevo es un labial rojo intenso, de esos que hacen que me quieras besar y no puedas parar.

    Es importante nuestro tono de voz. Debemos intentar decirlo casi susurrando y alargando las palabras, haciendo pausas más largas entre unas y otras para crear mayor misterio en quién nos escucha. Ahora que la otra persona está en situación y se imagina lo que va a venir a continuación, podemos pedirle/a que nos describa qué lleva puesto.

      Una vez que hemos entrado en situación debemos ser detallista, no es lo mismo un encuentro bien descrito física y emocionalmente, con muchos pormenores, que uno en el que vamos directamente al grano y decimos cuatro palabras malsonantes como polla, coño y follar.

      - Estoy tumbada sobre ti, tenemos las manos entrelazadas por encima de tu cabeza y te beso el cuello, la oreja y los hombros de manera salvaje y apasionada, dándote mordiscos y apretando fuertemente mis labios contra tu piel. Primero beso tu lóbulo derecho, juego con mi lengua por cada pliegue de tu oreja…

      Poco a poco le vamos quitando la ropa a nuestra pareja:

      - Mis manos acaban de perderse bajo tu camiseta y jugueteo con los dedos en tu pecho, rodeo con la yema de mis manos tus pezones, araño tus costados, me gustaría dejarte marca pero al mismo tiempo contengo mis impulsos para no dañar tu precioso cuerpo…     


     A medida que vayamos poniendo voz a nuestros deseos, la otra persona va a ir entrando poco a poco en el juego y va a ir contándonos lo que nos hace, por eso es positivo valorarle/a eso que nos está haciendo con gemidos y palabras:

    - Mmmmm…. Sigue, no te pares, me encanta. Quiero que me hagas el amor de forma apasionada, que no dejes sin tocar ni un solo rincón de mi cuerpo.

    En el momento del coito, ya sea con o sin penetración son muy importantes las onomatopeyas, los ruiditos de placer que hagamos, nuestra forma de respirar. Debemos remarcarlos más de lo habitual porque nuestro/a interlocutor/a no nos ve la cara, no huele nuestro deseo, no toca nuestro cuerpo; con lo cual todo eso que normalmente percibe con los cinco sentidos en este tipo de sexo queda relegado a uno: el oído. Si además nos vamos tocando y haciendo lo que estamos oyendo nos será más fácil llegar al orgasmo. Una vez que los/as dos hayamos llegado, es muy positivo decirnos lo que más nos ha gustado, cómo nos hemos sentido, cómo ha sido nuestro climax, etc.

    Este tipo de práctica nos da otra dimensión diferente del sexo que he intentado transmitiros pero que solo descubriréis cuando lo practiquéis. Si ya lo habéis hecho os animo a que siempre lo tengáis en la recámara como una de vuestras prácticas sexuales habituales ya que os ayudará a agudizar más los sentidos cuando practiquéis cuerpo a cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario